Tras mitigar la Invasión Secreta por parte de los Skrulls, el paradigma en EEUU ha cambiado. SHIELD ha sido sustituida por HAMMER y esta la dirige el nuevo héroe de América, Norman Osborn. Por su parte, Nick Furia sigue en la clandestinidad pero algo le huele a podrido en todo esto, así que decide infiltrarse en una de base de inteligencia para recabar información. Los datos que allí descubre son demoledores: toda su vida ha estado trabajando para Hydra, organización criminal que juró destruir. Sabiendo esto ¿en quién puede confiar? Furia lo tiene claro, Daisy Johnson/Temblor y su equipo son ese alguien, y ha llegado la hora de recuperar el control.
Jonathan Hickman llegó a Marvel para contar una intrincada historia de espías con ciertos toques superheroicos. Por aquel entonces no era el laureado arquitecto de las colecciones de Los Vengadores y grandes sagas de la última década en La casa de las ideas así como recientemente su ambicioso proyecto al mando de los mutantes. Pero fue en Guerreros Secretos, y de paso en SHIELD y Los 4 Fantásticos (series que cruzan con esta), donde probó el don narrativo que le caracteriza.
La historia devolvió al Nick Furia original al lugar que nunca debería haber abandonado. De hecho de eso va la trama de este cómic, de como recupera ese puesto de poder. Pero no fue el único personaje de la editorial que rescató para la ocasión. Ahí tenemos a la condesa Allegra de Fontaine, Jake Furia, o los Comandos Aulladores, estos últimos en emotiva historia, por cierto. A todos ellos, Hickman les encuentra su nuevo rol en un Universo Marvel que de alguna manera había olvidado.
Quitando estos personajes más o menos conocidos en la editorial, hay uno más que jamás creeríamos que rescataría. Hablo de Gorgón, al que Jonathan Hickman le dio una nueva vida, nunca mejor dicho. Pues el personaje creado por Mark Millar en el arco de Lobezno llamado Enemigo del Estado murió en esa misma historia. Aquí nos regalan unas cuantas escenas más que memorables de este carismático villano y lo devuelve a primera línea…y de qué manera.
En la parte grafica tenemos unos cuantos artistas que plasman los 28 números que dura la colección. Stefano Caselli dibuja unas pocas entregas con un dominio de la sombras brutal, algo que abunda en una historia donde sus personajes operan en ellas la mayor parte del tiempo. Por ponerle una pega diría que muchas veces le falta más variedad de expresiones para las caras. Aun así, lo considero el mejor dibujante de la colección. Y es que el equilibrio que muestra entre luces y sombras es muy superior al mostrado por otros
Mirko Colak lo sustituye durante unos pocos números y, a pesar de tener un trazo algo tosco sobre todo en las caras, tiene un tono que va muy bien con la colección. El que dibuja más entregas de la obra es Alessandro Vitti, cuyo dibujo más sucio que el de Caselli y Colak. Las batallas multitudinarias, que predominan en Guerreros Secretos (cuando las hay), son un poco más caóticas de la mano de Vitti, pero en el resto cumple con creces. Pues el artista italiano consigue darle el toque perfecto de oscuridad y misterio que precisa la trama.
En resumidas cuentas, Guerreros Secretos es una mezcla perfecta entre el género de superheroico y de espías que, como bien demanda este ultimo, está llena de giros trepidantes. Aunque la serie acabó mucho antes de lo que Jonathan Hickman hubiera querido, creo que cerró perfectamente. Además siempre se puede complementar con SHIELD y Los 4 Fantásticos, que también escribía Hickman, para ver guiños y cruces. Aunque no os preocupéis, no son necesarias para entender esta.
Guion: 8
Dibujo: 7
Nota Cómics y Birras: 8
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