El pasado 15 de julio de 2023 a muchos lectores de cómics se nos partió un trocito de nuestro corazón friki. Pues se hacia conocer la noticia por redes del fallecimiento de Francisco Ibáñez, uno de los mejores (si no el mejor) historietistas españoles. Un servidor, como muchísimos otros españoles, se inició en la lectura comiquera gracias a sus obras. Puesto que le debo tanto, he pensado en hacer un repaso a algunos de los títulos favoritos que salieron de la mente de Ibáñez. Pues este santo blog no existiría sin este maestro del humor. Sin enrollarme demasiado, vamos al turrón.
Mortadelo y Filemón
Es imposible no asociar este título a Francisco Ibáñez. No en vano, es el más conocido del autor. Las aventuras de estos agentes de la TIA y sus estrambóticos secundarios fue mi primer contacto con el cómic. Por ello, de pequeño mis favoritos eran Los monstruos, El bacilón, Dinosaurios, Expediente J o ¡Pesadillaaa…! por su componente fantástico y/o de ciencia ficción. En cambio, a medida que iba madurando fui viendo la caricatura social actual que había en sus álbumes, y así empezaron a subir puestos algunas como La M.I.E.R., Maastricht… Jesús, Barcelona 92 o ¡Soborno!. Ahora bien, dos de mis favoritas de siempre (no sabría elegir) Gatolandia 76 y Los inventos del profesor Bacterio.
Rompetechos
Otro de los personajes que han hecho que me sienta identificado en el tiempo con él es Rompetechos. De hecho, más de alguna vez me ha señalado mi torpeza algún familiar llamándome así. Siempre desde el cariño, por supuesto. Conforme fui abriéndome al mundo descubrí que es un concepto integrado totalmente en nuestra sociedad y me sentí hasta aliviado. Volviendo al título de Rompetechos en sí, es un buen tebeo para leer en cualquier momento ya que sus historias son tanto autoconclusivas como desternillantes.
Chicha, Tato y Clodoveo, de profesión sin empleo
Otra historieta que empezó siendo tramas contenidas en una página para luego pasar a algo más de duración a lo largo del álbum fue Chicha, Tato y Clodoveo. He de reconocer que me asomé a este cómic porque llegó a mis manos plena adolescencia y veía a estos jóvenes poderosamente llamativos (por no hablar de la jocosa rima del título). Para mi sorpresa, aunque fue algo que descubrí con las relecturas, reflejaba una realidad laboral bastante chunga abordada, como siempre, en clave de humor. Y a día de hoy sigue siendo igual de contemporánea en muchos aspectos, tristemente.
Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio
Soy débil, lo reconozco. Pues también me asomé a este tebeo por la rima graciosísima (para un yo infante) del nombre. De hecho ¿no es el mejor eslogan que podría tener una empresa de construcción o apaños varios? Esta pareja de socios me proporcionaba tardes de risas, y mi sorpresa fue mayor cuando Manos a la obra adaptó en cierta medida mucho de lo que vi aquí. Sí, en mi mente Manolo y Benito son el live action de Pepe Gotera y Otilio, otra cosa es que sea un dato contrastado.
13, Rue del Percebe
Y acabo con otra que sí que tuvo una adaptación en serie y también se trata de uno de mis cómics favoritos de Ibáñez. Pues hay muchísimos fans de Aquí no hay quien viva (que no La que se avecina) pero también hay muchísimos de 13, Rue del Percebe, obra de la que poco disimuladamente bebe. Mi devoción a este cómic era tal que, cada vez que iba a una tienda de comics, librería o quiosco y veía un tomo de este título, lo compraba inmediatamente. Una extraña tradición que continuo a día de hoy, aunque menos, ya que poseo bastantes. Pero es que me lo paso tan bien con los vecinos de este edificio… Aun sigo leyéndolo de vez en cuando, pues muchos de esos exagerados personajes han trascendido a la realidad. Solo hay que ver las noticias.
Hemos dejado muchas obras del gran Francisco Ibáñez sin mencionar (Godofredo y Pascualino, El botones Sacarino, Tete Cohete…), pero, como ya he dicho un poco más arriba, es una lista bastante personal. Eso no quita para que no queramos saber de vuestras favoritas, así que no dudéis en dejárnoslo en los comentarios. Solo nos queda darle un sentido adiós e infinitas gracias por todas las risas (que no han sido pocas) al gran maestro Ibáñez.
¡No corra, no, burricalvo! ¡Le voy a enseñar a dejar tanta huella entre tantos aficionados a los tebeos!
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