Sombra Moon y Wednesday continúan con su extraño viaje por las carreteras estadounidenses. Durante su periplo han ido añadiendo a sus filas a algunos de los viejos dioses que poblaban la Tierra. Pues si quieren presentar batalla a los nuevos, les hará falta muchos más efectivos. Alcanzado cierto momento, Wendneday decide que apartar a Sombra durante un tiempo facilitaría que los dioses rivales no lo pongan de su parte. Por ello lo deja en Lakeside, una fría y remota población donde aparentemente no ocurre nada. Aun así Sombra tiene la sensación de que algo muy malo está a punto de ocurrir.
Philip Craig Russell continua adaptando la novela escrita por Neil Gaiman como ya hizo en American Gods: Sombras. La historia llegada a este punto es incluso más pausada que en el anterior volumen pero, como se suele decir, es la calma antes de la tempestad. De hecho el título de la ultima miniserie hace alusión a ello. En cualquier caso, un ritmo más lento no consigue que el guion pierda fuerza. Sigue en tan buena forma como al principio. Buena prueba de ello son los relatos antiguos de América, que siguen pareciéndome lo mejor de la obra.

Al dibujo prosigue un Scott Hampton algo más contenido en sus trazos. Esto no se debe a que haya perdido fuelle, sigue teniendo tono adecuado para el cómic, sino a que, como he dicho, la trama se ralentiza bastante. En las portadas (principales y alternativas) continúan Dave McKean, Glenn Fabry y David Mack a los que se suman Skottie Young, Becky Cloonan y Fabio Moon haciendo una labor tan excelente como el resto.
Así pues, si os embarcasteis en esta colección y os gustó, necesitáis leer American Gods: Mi Ainsel. Pues la historia nos da un pequeño momento de descanso en algunos puntos de la trama principal, pero no se olvida de lo que hace grande esta obra adaptada: las historias de los dioses, tanto antiguos como nuevos.
Guion: 8
Dibujo: 7
Nota Cómics y Birras: 8
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